sábado, 28 de marzo de 2009

Kiski (Quizquiz)


Tenía que encontrar la historia de este nombre, aunque yo lo he tenido más como Kiski, y es así como bauticé a mi dogo argentino. Recuerdo que en Michivilca teníamos un perro pastor cruzado llamado Kiski, muy bravo, hacía muy bien su trabajo de pastor y vigilante del corral. Es en honor a este primer perro con el cual pasé mis primeros siete años de vida que en el 2005 compré a una vecina uno de las cuatro crías que había parido una dogo argentina llamada Kelly.
Cada vez que me preguntaban la razón del nombre Kiski, siempre contestaba que era en honor a mi primer perro y además que Kiski fue un general de Atahualpa, aunque la historia no la conocía en detalle. Ahora urgando un poco en la historia del incanato logré encontrar un artículo que explica con lujos quien fue Kiski, mejor dicho Quizquiz.
Gracías a http://www.biografiasyvidas.com/biografia/q/quizquiz.htm, les hago conocer la historia de Quizquiz.

Quizquiz

Caudillo quiteño que vivió a principios del siglo XVI y fue, junto a Caracuchina, el principal general de las tropas del rey inca Atahualpa. Quizquiz encabezó las tropas de Atahualpa que se enfrentaron a las huestes del hermano de éste, Huáscar, tras la muerte de su padre, el inca Huayna Capac, pues tras su muerte en 1526 había dejado al primero el territorio de los quitus y de sus tribus confederadas.
En 1531, Huáscar, descontento con la creciente fama de su hermano, lanzó a sus tropas contra sus posesiones. Los cuzqueños conquistaron la ciudad de Tomebamba y todo el territorio de las tribus cáñari, vasallos del soberano quiteño. Reunió a Quizquiz y a los caudillos Caracuchina y Rumiñahui para que le aconsejaran sobre qué actitud a tomar ante el ataque. Los caudillos aconsejaron contraatacar, propuesta que fue aceptada por Atahualpa.
Quizquiz fue nombrado general en jefe de las tropas quiteñas y, auxiliado por Caracuchina y Rumiñahui, reunió a sus efectivos en la llanura de Turubamba. Las tropas de Huáscar, a las que se habían unido los hombres del cacique cáñari Chapera, avanzaron hacia Quito. Con el fin de frenar a los invasores, Quizquiz ordenó ocupar el puente del río Ambato, e hizo avanzar al grueso de sus fuerzas hacia Mocha, donde tuvo lugar el primer enfrentamiento entre ambos ejércitos.
Las tropas de Quizquiz fueron derrotadas y el general se vio obligado a ordenar la retirada. Atahualpa le ordenó reunir a lo que quedaba de sus fuerzas y unirse a las tropas de Caracuchina en Catacunya, donde se intentaba frenar al enemigo. El nuevo enfrentamiento tuvo lugar en Ambato; la batalla se alargó durante todo el día pero, al llegar la noche, los quiteños obtuvieron la victoria.
Quizquiz recibió la orden de no avanzar hasta que no supiese cuales eran las intenciones de Huáscar. Éste envió a Huanca Auqui para continuar la lucha. Quizquiz ordenó ocupar el puente del río Tomebamba, pero no pudo contener el ataque de los incas, quienes hicieron preso a Atahualpa, que se encontraba visitando a sus tropas. El soberano consiguió escapar y unirse a Quizquiz, quien había organizado sus defensas en el cerro de Molleturo, donde fue sitiado por las tropas cuzqueñas. La llegada del soberano levantó la moral de los combatientes, quienes lograron romper el cerco y obtener la victoria. El general quiteño hizo descansar a sus tropas durante unos días tras lo cual las lanzó sobre Tomebamba, donde tuvo lugar una segunda batalla.
Huanca Auqui se vio obligado a retirarse ante el empuje de los quitus. Atahualpa ordenó a su general que penetrara en la región oriental y que sometiera a los quijos, pueblo que habitaba en las márgenes de los ríos Coca, Quijos y Alto Napo. Pero se vio sorprendido por Huanca Auqui, quien atacó a las tropas quiteñas de la frontera, tras lo que retrocedió a Cusibamba. El jefe de las tropas quitus ordenó el contraataque obteniendo la gloriosa victoria de Cusibamba.
Los cuzqueños huyeron hacia Cajamarca, donde se les unieron 10.000 guerreros chachapoyas, los cuales fueron enviados a detener el avance de las tropas de Quizquiz. La batalla tuvo lugar en Cochaguailla, donde el caudillo cacique quiteño dio muestras de su gran capacidad táctica, lo que le permitió infringir la derrota definitiva a Huanca Auqui. Siguiendo las órdenes de Atahualpa conquistó Cajamarca y avanzó hasta Huamachaco y los ríos Pacasmayo y Yanamayo, lo que coincidía con los límites que le habían correspondido al soberano quitus según el testamento de Huayna Capac.
Huáscar envió nuevas tropas que se enfrentaron a las huestes de Quizquiz en las orillas del río Bombón y, a pesar de que no habían descansado desde la batalla de Cusibamba, obtuvieron la victoria tras tres duros días de combate, aunque las bajas fueron numerosas en ambos bandos. El soberano inca respondió poniendo al frente de sus hombres a Mayta Yuapangui, quien se enfrentó a Quizquiz en el valle de Yanamarca, y fue derrotado. El general quiteño ordenó a sus hombres que persiguieran a las tropas enemigas en su huida; sus escuadras las alcanzaron en el río Angoyuco donde el resto del ejército cuzqueño fue derrotado en su mayor parte.
Al quedarse sin ejército, Huáscar solicitó ayuda a todas las provincias del imperio que todavía se encontraban bajo su control. Tras reunir un poderoso ejército marchó a enfrentarse a Quizquiz. Consiguió a derrotar a su segundo, Caracuchina, y se encontró con el caudillo a orillas del río Cotabamba. El general quiteño se vio obligado a retirarse, pero consiguió frenar las huida de sus hombres y los hizo regresar para enfrentarse a los cuzqueños. Aprovechó que éstos se encontraban celebrando su victoria para organizar las tropas en torno a ellos y reorganizar a sus hombres. Ordenó el ataque al amanecer, lo que sorprendió a las tropas de Huáscar, que se encontraban recuperándose de las celebraciones. Sin embargo, los incas pudieron reorganizarse y contener la arremetida quiteña.
En el fragor del combate, Quizquiz divisó la armadura dorada del soberano inca, quien se encontraba observando la batalla desde un cerro cercano. Rápidamente decidió hacerle prisionero. Para distraer la atención del grueso de las tropas enemigas ordenó al grueso de sus tropas llevar la lucha hacia las laderas de los montes Chontacajas. Mandó a un grupo de sus mejores soldados hacia donde se encontraba Huáscar, consiguieron sorprender a su escolta y hacerle prisionero. La noticia se extendió entre sus hombres, quienes emprendieron la huida.
Esto permitió a Quizquiz entrar victorioso en la capital de los incas, la ciudad sagrada de Cuzco. Ordenó la ejecución de toda la familia real, lo sacerdotes cuzqueños, las vírgenes del sol, los orejones, los nobles de la corte imperial, los jefes del ejército y los altos funcionarios del gobierno de Huáscar. Proclamó a Atahualpa el único inca y señor de todo el Tahuantinsuyu. Cuando Atahualpa fue hecho prisionero por Pizarro el 16 de noviembre de 1532 en Cajamarca, Quizquiz fue el organizador de la resistencia desde Quito, lo que se conoció como la resistencia quiteña, pero fue derrotado finalmente por los españoles.

PD:
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El Huayno Cerreño


Tenía curiosidad de conocer el origen del Huayno Cerreño y vaya que me encontré con muchas cosas sorprendentes.

Es a partir de la segunda década de mi vida que he empecé a volver a mis raíces musicales, una de ellas es por supuesto el huayno, y en especial el Huayno Cerreño. Es de esos huaynos de bailar suave y elegante, el instrumento característico por excelencia del Huayno Cerreño y que lo diferencia del resto de huaynos es la mandolina. Su sonido melancólico es acentuado por el violín. Con el paso de los años han ido desapareciendo los pocos artistas que la mantenían vigente.

Según la historia, el Huayno Cerreño al igual que la muliza tiene influencia de los gauchos argentinos, que en épocas de la guerra por la independencia, los argentinos venían de parte norte con asemilas (bestias de carga), estos aparte de ser buenos transportistas eran buenos tunantes con la vigüela en la mano, el poncho y la bufanda en el hombro entonaban cánticos melodiosos. Si alguno ha leído a Martin Fierro, escritor argentino, podrán dar con la vigüela, instrumento que con el paso de los años fue reemplazado por la guitarra, en uso y nombre. No hace mucho vi una película sobre la vida de Martin Fierro en las tierras gauchas, cantando al compás de la vigüela.

Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
(.../...)
Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman;
naides me pone el pie encima,
y, cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona…

Esta influencia gaucha fue transmitida por los cerreños a Junín y Huánuco, y hasta Tarma. Cerro de Pasco fue hasta hace casi seis décadas atrás la capital del departamento de Junín, de allí su influencia al resto de ciudades. Es así como por ejemplo la Chonguinada, baile costumbrista de la región del centro, fue una herencia de Cerro de Pasco a Junín.

Ya entiendo mejor las costumbres antiguas de mi padre, yo no lo vi, lo ha contado muchas veces, mi hermano está más al tanto de esas jornadas, mi padre montado en caballo realizaba largos viajes por los pueblos de la quebrada de Chaupiguaranga, mi padre debe de haber sido un arriero. Ya me lo imagino, con su poncho, sombrero y látigo en mano arreando el ganado, lo que me perdí carambas!!!.

Seguramente mi padre ha llegado a conocer sino participar en una Calistrada, la cual era un desfile de cientos de varones montados a caballo luciendo sus mejores galas y tocando guitarras, violines, mandolinas, charangos, clarinetes, etc hacían retumbar las alturas en los años de opulencia minera.

Bueno, ya sabemos de dónde proviene el Huayno Cerreño, ahora sólo queda escuchar unas cuantas melodías cerreñas para cerrar esta columna por hoy. Hasta pronto.

Pueden dejar sus comentarios en http://columnasopiniones.blogspot.com/

sábado, 21 de marzo de 2009

Michivilca


Michivilca, se encuentra ubicada en la quebrada de Chaupihuaranga, provincia de Daniel Alcides Carrión, Pasco, Perú. Se encuentra bordeado por dos ríos, uno proveniente de las zonas de Hatun Ogragra y de Ichiq Ogragra, el otro el río Chaupihuaranga, que va en dirección a Huánuco.
El clima de esta zona del Perú es seco, el frio no es tan intenso, muy similar a ciudades como Huancayo y Tarma, tiene gran cantidad de vegetación, muy hermoso a la vista.
Michivilca es un paso obligado si se quiere viajar de Yanahuanca (Capital de la provincia) a Huánuco, que se encuentra a cuatro horas aproximádamente, el trayecto es de trocha, en épocas de lluvia (Enero- Marzo) se torna complicado transitar. Igual ocurre si se va en dirección a Yacán o Chaupimarca, pueblos que se encuentran en las alturas.
La población actual de Michivilca es reducida por la constante migración a las ciudades de la Costa, principalmente Lima, es una de las razones por la cual no es un distrito, es anexo del distrito de Tapuc, que se encuentra al otro extremo del rio Chaupihuranga, en lo alto.
Las ocupaciones de la población básicamente son la agricultura y ganadería, actividades que se han mantenido generación tras generación. Hasta hace veinte años, según recuerdo, sembrábamos trigo, maiz, olluco, oca y por supuesto la papa, tanto la blanca como la amarilla y la colorada. En mi última visita noté que se había perdido esa variedad de cultivo, debido a la dificultad del sembrío, como es el caso de la papa, que se realiza en las partes más elevadas, a la poca cantidad de personas y claro, al cambio climático.
A nivel educativo, se cuenta con una escuela de inicial, una de primaria y otra de secundaria. No ha variado mucho, digo para bien, se mantiene el olvido en este aspecto por parte de las autoridades, por mediocridad y desconocimiento.
A pesar que no recuerdo mucho de nombres de las personas y lugares, si tengo claro los recuerdos de mis vivencias de los primeros ocho años. Era tarea cotidiana salir a tempranas horas a "pastear" las vacas, toros y carneros, siempre en compañía de mi perro pastor, Kiski, un cruzado de talla mediana, muy bravo. Se acostumbraba almorzar temprano, a las once la mañana me parecía buena hora. Cuatro de la tarde empezaba a juntar a los animales con la idea de llevarlos de vuelta al corral, todos normalmente ya estaban con la panza hinchada, señal de que se habían alimentado bien. Lo que quedaba de la tarde era para jugar en la cancha del pueblo, se solía acostar a eso de las siete de la noche.
La fiesta principal, es de la Virgen del Carmen, que se dá por el mes de Mayo. Hay fiesta patronal tanto en el pueblo como en Lima, suele realizarse los domingos, es toda una jornada que va desde el día anterior hasta madrugada del lunes.
Buscaré en el archivo de mis recuerdos detalles que han quedado relegados sobre Michivilca.

domingo, 15 de marzo de 2009

El útero de Marita - Por César Hildebrant

A raíz de una columna en la que recordé el paso del difunto Guillermo Thorndike por el diario “Página libre”, una fuente del todo creíble, que fue testigo ocular de todo ese episodio del más puro alanismo gansteril, me corrige y me añade un anecdotario de lo más decidor.

En primer lugar, me equivoqué al decir que la suite que Alan García le alquiló a Thorndike en el hotel Crillón estuvo destinada a domiciliar allí la dirección de “Página libre”.

Mi fuente me aclara que ese alquiler, prodigado en efecto por García desde la presidencia de la República y con la plata negra que siempre lo ha asistido, tuvo como objetivo el que Thorndike sintiera la comodidad necesaria -y los consumos adecuados- para perpetrar el libro “La revolución imposible”, un encargo palaciego que el periodista cumplió con el tesón que le ponía también a sus creaciones pre-pagadas.

“La revolución imposible” describía un falso intento de golpe de Estado que la Fuerza Aérea habría urdido en contra de García. La anécdota que permitía la elefantiásica especulación de Thorndike consistió en que un día varios aviones de guerra sobrevolaron a baja altura parte de Lima, incluyendo en su itinerario las proximidades de la casa de gobierno.

Aterrorizado, García llamó a Mantilla, quien llamó al Ejército. Se pusieron baterías antiaéreas en las azoteas de Palacio y García se paseaba con un chaleco blindado dando órdenes extrañas mientras Mantilla, embutido en otro chaleco, experimentaba ser, por un momento, el asistente de un Allende imaginario.

A partir de esas vanas alharacas, Thorndike inventó una conspiración castrense destinada a “matar a un líder del Tercer Mundo” y retrató a García con los mejores colores que de su pluma podían salir. Y la verdad es que su talento podía hacer que la noche pareciera día, el rojo un azulino de mar y García todo un valiente.

Mi fuente me aclara que en las elecciones de 1990 la primera apuesta de García y de su prontuariado entorno fue Alfonso Barrantes. “Página libre” se inventó en la sede de la presidencia de la República para apoyar originalmente al líder de Izquierda Unida. Eso explica por qué el periódico pudo convocar, en su primera fase, a gente como Víctor Hurtado, Eloy Jáuregui, Mirko Lauer y hasta Edmundo Beteta -el actual candidato a contralor-, subjefe de la sección de Economía.

Era un diario a todo meter que se hacía con los dineros turbios que años más tarde explicarían parte de la fortuna de García, las cuentas de Mantilla y los privilegios descarados del dólar MUC (Mercado Único de Cambios).

Para García el pánico mayor, en ese entonces, era imaginar que Vargas Llosa cumpliera su promesa de investigar a “los ladrones y bribones” que habían poblado su gobierno y saqueado la hacienda pública. No era que Barrantes lo sedujera políticamente. Era que la amistad con Barrantes le permitía pensar que un gobierno de “Frejolito” no destaparía las alcantarillas.

Cuando la candidatura de Barrantes dio muestras de enfermedad terminal, García pensó en aquel “japonesito” que, gracias a la prédica casa por casa de los evangelistas y a su discurso populista “antishock”, empezaba a despuntar en algunas encuestas.

El testigo ocular que me narra estos sucesos añade que la decisión de la famosa portada dominical “¡Fujimori 10%!” la tomó García, el verdadero amo de “Página libre”, y la ejecutó Thorndike con la sangre fría de toda la vida. Lo cierto es que, en ese momento, Fujimori no llegaba ni al 5% de intención de votos y Thorndike lo sabía porque se lo habían dicho los jefes y editores presentes aquel sábado por la noche.

La fuente que nutre esta columna me añade este párrafo delicioso que no puedo dejar de reproducir:

“Nos dimos cuenta de quién era el verdadero dueño del diario cuando, ante una eventual falta de pago y la protesta respectiva, los trabajadores decidieron enviar una delegación para que hablara con “la patronal”. Nos recogieron unos carros sin placa y con lunas polarizadas. Terminamos en el Ministerio del Interior, con Agustín Mantilla y algunos de sus asesores. Nos prometieron regularizar los pagos y nos dijeron que harían una cafetería en la azotea de la casa donde se hacía el diario, que era la casa de Pipo Thorndike, primo de Guillermo”.

Nunca se supo si Iván García, el subdirector de “Página libre”, coordinaba directamente con Hugo Otero, el asesor de prensa de García, o con el mismo presidente de la República. La que sí era segura era la consulta diaria que Thorndike hacía con García antes de aprobar la portada que se publicaría al día siguiente.

A las 6 y 30 de la tarde del 8 de abril de 1990, el día en que Vargas Llosa venció apenas a Fujimori y se vio claro que en la segunda vuelta el novelista sería arrollado, el doctor Alan García, desaforadamente feliz, se acercó al local del periódico, trepó al descanso de unas escaleras y dio un breve discurso de agradecimiento a la plantilla reunida.

Al bajar, mientras estrechaba manos y se abrazaba con quien encontrara, decía a gritos: “¡Lo cagamos, lo cagamos... Muy buen trabajo, muchachos...!”

Entre esos muchachos no sólo estaban Iván García y sus flamantes ninjas. Saludaban también eufóricos a Su Excelencia los ex presidiarios que Thorndike había llevado a “Página libre” como “fuerza de choque y seguridad”. El más contento de ellos parecía ser “Gavilán”, el delincuente que, años atrás, había matado a “Tatán”, el más célebre ladrón de nuestra historia policial, de una pundonorosa puñalada.

Más tarde, García dejó de subsidiar el diario que ya no necesitaba. A solas con el tiraje y con los compromisos financieros, Thorndike quisó prolongar la vida del periódico haciendo lo que mejor hacía: periodismo policial sin concesiones.

Su gran historia fue la de Marita Alpaca Raa, la señorita que un banquero intoxicado, funcionario del Banco de Comercio, arrojó una noche de juerga desde un piso alto del Sheraton. “Página libre” ayudaría a descubrir la desaparición del útero de Marita, birlado en las instalaciones de la Morgue Central de Lima. Ahora ya saben de dónde viene el nombre del famoso blog.

Pero ni el útero de Marita salvó a “Página libre” de su extinción. Un día dejó de salir y pocos fueron los que lo lamentaron. Había contribuido a la entronización del más podrido de los regímenes de todo el siglo XX. Había cumplido largamente su papel. Era un diario histórico.

martes, 10 de marzo de 2009

Luces y sombras de Thorndike - Por César Hildebrant

Ha muerto Guillermo Thorndike y en esta hora de hipocresías funerarias hemos tenido que escuchar esos elogios de velorio y esas penas casi obligatorias que acompañan a la florería de ocasión.

Lo peor de una muerte son los discursos y la mayor parte de los discursos son la muerte. Pero en el caso de Thorndike los desmanes apologéticos y la tristeza profesional de algunos locutores suenan especialmente insufribles.

Porque quizá la manera más delicada de asistir al entierro de Thorndike sea guardando un prudente silencio. Un silencio que evoque al gordo amable y al magnífico padre y al indesmayable escritor que fue también Guillermo Thorndike. 

De otra manera tendríamos que repasar la vida de un hombre extraordinariamente talentoso que hizo todo lo posible para ser recordado no por su talento sino por las debilidades de su carácter y su varias veces demostrada falta de escrúpulos.

Todo en Thorndike fue contradictorio. Creaba publicaciones que luego quería asesinar, amasaba fortunas sólo para darse el gusto de dilapidarlas, escribía libros por encargo mientras se apasionaba siguiéndole la pista al más puro de los peruanos –quizás debiera decir al único peruano digno de asociarse con la pureza-: Miguel Grau. Era casi como sumergirse en Grau para sacarse el sarro de tantas inmersiones en los manglares del oficio.

Fundó “La República” pero dirigió “La Razón” fujimorista, se jugó por Velasco pero trabajó al lado de Ramírez Erazo, fue el padre de un estilo que consistía en titular a gritos pero también fue padrino de Pepe Olaya. 

¿Qué recordar de él, para ser justos y amables a la hora de su muerte?

¿Recordar su excelente “1879” o su papel al lado de los hermanos Winter en plena dictadura? ¿Su versión entre histórica y novelada pero de cualquier modo formidable de “El año de la barbarie” o su trabajo como director de “Página Libre”, el diario que Alan García montó para él con el propósito de enlodar a Vargas Llosa y ayudar al naciente Fujimori?

Thorndike le dijo a Jorge Coaguila en el 2008, en las páginas de “La Primera”, que gracias a “Página Libre” “le volteamos la escalerita (a Vargas Llosa)”.

No fue para tanto, pero sí es cierto que “Página Libre” ayudó a escribir la agenda que terminó con el triunfo inesperado de aquel Fujimori que había pactado con García un canje de ayudas de campaña por impunidades del futuro. Que Fujimori traicionara ese pacto en 1992 confirmó que el ciudadano binacional que nos gobernó la década del asco superaba en capacidad de traición al promedio de los políticos netamente peruanos.

En su famoso libro autobiográfico, Mario Vargas Llosa escribió lo más violento que alguien pudo escribir en torno a Thorndike:

“Alan García, con su intuición infalible para este género de operaciones, reclutó a varios de ellos para que fueran sus mastines y me los lanzó armados con las armas que manejan tan bien...El primer contratado fue –gran paradoja- un periodista mercenario que había servido fielmente a Velasco desde la dirección de “La Crónica”, un personaje del que se puede decir, sin temor a equivocarse, que es el más exquisito producto que el periodismo de estercolero haya forjado en el Perú: Guillermo Thorndike...” 

Muy pocas veces Vargas Llosa ha escrito algo de tan vitriólicas características. Lo cierto es que el papel que cumplió Thorndike en “Página Libre”, un diario que se ideaba en el hotel “Crillón”, donde García había alquilado una suite para que su matón periodístico hiciera de las suyas cada noche, fue repulsivo. Fue, además, el pago con el que Thorndike canceló la factura de su nombramiento como representante diplomático de García en la sede de Washington de la OEA. 

En esa misma entrevista con Coaguila, Thorndike trató de explicar su paso por algunos muladares del periodismo con estas tristes palabras:

“Hay épocas en las que uno tiene que trabajar limpiando baños, letrinas...”

¿Era consciente Thorndike, entonces, de la naturaleza de algunas de las tareas que se impuso para sobrevivir?

Esa frase antecitada, que reiteraría meses más tarde en “Perú 21”, indica que sí.

Y ese es el reproche mayor que podría merecer el personaje. El daño que le hizo Thorndike a la profesión periodística fue enorme.

Porque al imitar a Federico More, tanto en venalidad como en talento, Thorndike envió el mensaje que la derecha y los politicastros bebieron con angurria: los periodistas se alquilan y se tiran después de usarse. Y a partir de ejemplos como el suyo es que el empresariado periodístico ha considerado el oficio de informar como algo que debiera estar a cargo de ejércitos mercenarios.

Otro inmenso talento que terminó arrendándose y subarrendándose al mejor postor fue Luis Felipe Angell, Sofocleto. Precisamente a raíz de la muerte del humorista, Thorndike recordó una de las mejores boutades de sus “Sinlogismos”: “La inmortalidad es el arte de morirse a tiempo”.

Si aparte de perversa esa frase fuera cierta, pocos podrían negar que Thorndike ha pasado al panteón de los inmortales de la prensa peruana.

sábado, 7 de marzo de 2009

Biografías falaces de la década del asco (3) - Por César Hildebrant

Un señor fiscal

Miguel Algoví nació en Sinhuevos, jurisdicción de la provincia de Dos Caras, en las nacientes del río Uyuyuy.

Algoví nació con una pelusa cana y un miedo cerval a todo. Lo trataron muchos especialistas pero sin ningún éxito. No se curó de ese terror congénito, es cierto, pero aprendió a disimular.

Así es como pudo cursar sus estudios superiores, llevar una carrera discreta y crear expectativas ingenuas sobre su bonhomía.

Cuando el gobierno de Chino Maldito se convirtió en dictadura violenta y a ratos asesina, a Algoví le entró una terciana a tiempo completo.

-“¡Temblor, temblor!” –gritaba su secretaria cada vez que él entraba a su despacho.

Temblaba tanto que el Instituto Geofísico lo incorporó como sismo honorario y la Asociación de Enfermos de Parkinson le entabló una demanda por plagio.

Enterado de su estado trémulo, Chino Maldito dijo con su voz supurada:

-Arjovín tá mueno para Fiscar de ra Nación.

Y Algoví, en efecto, fue Fiscal de la Nación.

Le rezaba todos los días al Señor de los Temblores, al poder de San Vito y al Cristo de Octubre para que no ocurriera nada que pusiera en peligro su pensión.

Y no habría ocurrido nada de no haber sido por los malditos papeles sobre la cuenta millonaria de Montesinos en el banco Wiese.

-¡Maldito Hildebrandt, enano! –bramó su mujer poniéndose los pantalones.

-Mal-di-di-di-to-to –musitó Algoví temblando como palmera en huracán.

Pocos días después declararía que como los documentos habían sido obtenidos de forma irregular, “no podía abrirse ninguna investigación”.

Sus temblores ya se medían con la escala de Richter.


Chuchi Díaz

Pocos recuerdan que Chuchi Díaz fue elegida congresista con el número 13 en una nalga y no paró hasta llegar al dos mil de Perú 2000, la organización que Chino Maldito creó para hacerla engordar comprando congresistas a 15,000 dólares cabeza.

La vida de la señorita Díaz siempre fue extraordinaria. Nació en una cama, como es natural, pero permaneció en ella hasta la edad de 23 añitos.

Su mami le decía que eso no podía ser, pero ella insistía en que el tal lugar era su centro de trabajo, su medio de vida y su espacio vital.

Su santa madre ignoraba el porqué del dormitorio de tan horizontal criatura salían a veces, por las noches, sonidos como de viola pisoteada.

Chuchi decía que había aprendido a tocar la cama en todas las claves de sol y que los sonidos que intrigaban a su mami no eran nada comparados con los que producía su amiga Putibella, que había logrado interpretar, con el sudor de su frente, el segundo movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven.

Chuchi decía que ella amaba la música clásica y que sus piezas favoritas eran “La abertura de Guillermo Tell” –así la llamaba de puro bestia- y “La cabalgata de las vaqueras”, que es como Chuchi podía llamar a las valkirias.

Un novio que tenía una Kawasaki de 1,000 cc. le enseñó los aprestos del andante con moto y otro las delicias de la tocatta y fuga. A los 25 años, su vocación fue llamada por los instrumentos de viento y logró tocar, con destreza, la flauta traversa y el corno inglés.

-Mi hija toca de todo –llegó a decir su santa madre.

Y tenía razón. Chuchi terminó tocando la puerta falsa del SIN.


Alfredo B.

Alfredo B. nació en un año siempre misterioso y desde muy pequeño dio muestras de sus preferencias.

-Mami, ¿por qué este bacín no es de plata? –preguntaba.

Su mami tenía que darle explicaciones en tono muy suave porque cualquier tono subido de voz podía terminar en una rabieta interminable.

Una vez vio la foto de Grace Kelly como princesa monegasca y dijo:

-Mami, ésta es para mí. ¿Por qué ese viejo horrible se la ha agarrado?-.

Y la mami debía decirle que no estaba en edad para pensar en esas cosas, que ese viejo era Rainiero, que los Grimaldi venían de muy lejos y que fuera más respetuoso.

Alfredo B. se vengaba con el canario de la casa, al que llegó a torturar tanto que el animal aprendió a hablar como un loro para poder quejarse.

Con el tiempo, la vida para Alfredo sería un cóctel aderezado con algunos libros geniales, algunas corridas (de la bolsa), algunas matanzas (Acho, Las Ventas, Sevilla), algunas concesiones al populacho (ser aprista), unos cuantos sacrificios (tutear a la vendedora de paltas que le había vendido paltas a Pedro Beltrán), muchos chalanes surgidos del aliento de Chabuca Granda y muchas señoritas ancladas en las páginas sociales de la vieja Crónica de los Prado.

Ah, nos olvidábamos: la vida también consistía, por último, en risotadas brillantes sobre lo divertido que resultaba este país embrujado.

Alfredo llegó a ser el Proust peruano en busca de la Ica perdida.


Federiquito

Federiquito Salas nació en Careta, distrito de Mascarilla, en la orilla oriental del río Judas.

Desde muy pequeño demostró una gran vocación por lo desagradable. Como desagradable, lo primero que hizo fue nacer el mismo día del cumpleaños de su hermano, con lo que le arruinó la fiesta para toda la vida.

Inventor del sushi de cera, del puntero mentiroso, de la esmeralda que era moco, del queso importado hecho en Laive, de la bicicleta estacionaria de competencia, del calzón con embrague y de un remedio contra el cáncer llamado arsénico, Salas fue uno de los emblemas morales de la década de Chino Maldito.

En Huancavelica siempre lo amaron por sus ojos azules y su aspecto ibérico. Chino Maldito lo rebajó a valido.

viernes, 6 de marzo de 2009

Gigantes heridos - Por Aldo Mariátegui

Si ustedes hace un año me hubieran dicho que la gigantesca General Motors estaba a un paso de declararse en quiebra, que la inmensa aseguradora AIG iba a hacer implosión y que el Citibank, el banco más grande del mundo, iba a estar virtualmente estatizado y con un precio por acción de menos de un dólar, me hubiera reído. Hubiera contestado que todo eso me parecía tan improbable como ver a un presidente negro en la Casa Blanca.

Bueno, todo eso se ha dado. Lo de Obama es un indiscutible y valioso avance, pero las otras noticias son muy preocupantes. Hasta ahora el Citi aguanta porque es demasiado grande para caer. Se llevaría a todos con él, como bien dijo anónimamente un alto funcionario yanqui, pero aún no se vislumbra una salida para detener este esquema de mantenerlo a flote a punta de transferencias estatales. Mucho me temo que a estas alturas no va a quedar otra opción que estatizarlo completamente (ya el Tío Sam posee el 40% del banco). Pero Obama no se atreve: estatizar es una palabra muy dura en EE.UU.

Lo de AIG también es una pesadilla financiera, pues no deja de engullir enormes fondos federales sin mostrar el menor síntoma de recuperación. Es un Titanic absolutamente glotón. ¡Se ha tragado hasta al iceberg!

Y la situación de GM empeora día a día. Ya el mercado se está atreviendo a pronunciar la palabra prohibida quiebra al referirse a este coloso. Es que no reacciona a pesar de las cuantiosas inyecciones de dinero estatal y las ventas de autos siguen en picada, tanto por una retracción en el consumo causado por la crisis, como porque nadie da crédito para comprarlos si uno se animase.

De declararse en quiebra, no necesariamente sería su fin. Entraría al llamado Capítulo 11, donde debería presentarse un plan de reestructuración a los acreedores o, acaso, ir a medidas más drásticas como comenzar a venderse por partes (ya se habla de cerrar líneas como Saab, Saturn y Hummer). Aquí sí se ve imposible que Obama se decida por una estatización, que es más rentable en el sector bancario, dado que las quiebras financieras generan crisis sistémicas que no ocurren con cracks manufactureros. Pero imagínense cuánta gente trabaja directa e indirectamente en GM, no sólo en EE.UU., sino en todo el planeta. Y eso que no estamos hablando de Chrysler, que está mucho más tocado y cuya suerte depende de esta alianza que le está planteando a la italiana FIAT, que adquiriría un 35% de la firma gringa a cambio de tecnología de autos pequeños. Pero el acuerdo aún no se cristaliza. Me imagino que FIAT no quiere quemarse como Daimler, la fabricante de los Mercedes Benz al que le fue pésimo con Chrysler tras comprarla y que aún mantiene un 19% de acciones que han declarado sin valor.

Según los analistas, sólo Ford es la única yanqui que puede sobrevivir indemne al vendaval. Se ha negado a recibir ayuda estatal y ha logrado un acuerdo significativo en ahorros con el sindicato. Su última jugada ha sido buscar recomprar el 40% de su deuda a precio de ganga.

Pero existen compañías a las que le va bien: MacDonald´s está vendiendo como nunca en los 31 mil locales que tiene en 119 países, cuyos 1.5 millones de empleados atienden a 47 millones de personas diariamente. ¡La comida barata anda boyante ahora! Sus márgenes actuales promedio no bajan de 18% neto. Todo un lujo en el mundo de hoy.

Hernando de Soto advierte que la economía global se encamina hacia una gran depresión

La economía mundial marcha hacia a una depresión como consecuencia del deterioro del sistema legal de representación del valor de la propiedad, mas de ninguna manera el fracaso de una forma de hacer capitalismo significa la muerte de la economía de mercado, sostiene en la presente entrevista Hernando de Soto, Presidente del influyente think tank Instituto Libertad y Democracia (ILD).

El economista observa semejanzas entre el crispado escenario económico de hoy los de 1929 y 1873, y hay otros expertos que descubren similitudes con la crisis de 1907.

“La gran diferencia está en los documentos que transportan el valor y que han hecho posible el excesivo palanqueo (over leveraging), los derivative securities, o derivados bursátiles -que agrupan una serie de títulos de propiedad e hipotecas y los reparten, los subdividen, los re-subdividen y los reparten- por los cuales el sistema ha sido desbordado”, indica.

Esos instrumentos no existían anteriormente y su valor nominal - según el Bank for International Settlements (BIS) de Basilea- no baja de 600 trillones de dólares. “La pequeña diferencia radica en la globalidad de la recesión: anteriormente podía estar en Estados Unidos y Alemania, pero esta vez es verdaderamente mundial”, apunta.

“El Producto Bruto Internacional suma un poco menos de 60 trillones de dólares, pero esos papeles derivados son diez veces más grandes. No se trata entonces de un problema puramente monetario, ni financiero”, señala.

Dado que el sistema capitalista es esencialmente un sistema en el cual todos los valores, tangibles o intangibles, están representados en un documento legal que se llama propiedad, cada vez que se quiere transferir algo siempre se lo hace a través de un documento de propiedad, explica el autor de El otro sendero (1987).

“Tenemos por primera vez una inflación de documentos de propiedad y todavía los líderes occidentales no se han dado propiamente cuenta de que el mal no se va corregir hasta que no se retire ese papel tóxico”.

De no ocurrir eso, lo más probable es que la situación progrese “hacia una depresión, entendiendo por tal un desenlace en el cual la economía se quede estancada durante un periodo prolongado. Visto así el panorama, soy relativamente pesimista ante el mediano y el largo plazo”, agrega.

Ida y vuelta del Tesoro

En cuanto a las decisiones asumidas por los responsables de la economía de los Estados Unido, De Soto refiere que cuando el secretario del Tesoro de los EEUU, Henry Paulson, bosquejó su programa TARP (Troubled Assets Relief Program), su idea era pedir al Congreso los 700 mil millones de dólares para comprar a los bancos los Troubled Assets, o papeles tóxicos, para retirarlos del mercado de una u otra forma, comprándolo o castigándolo.

"Pero a los pocos días dijo que no iba a utilizar los 700 mil millones de dólares para eso sino para recapitalizar los bancos", precisa.

A juicio del presidente del ILD, Paulson acertó en ese primer ensayo porque quería sacar esos documentos del sistema, pero conjetura que no los encontró: “Es la primera vez en la historia del mundo que el papel que representa la propiedad no está registrado: saben que está afuera, en qué cantidad, pero no saben en qué banco están”, acota.

Capitalismo de buitres

Al referirse al plan de rescate financiero, De Soto anota que la estrategia se dirige a evitar el colapso de las grandes instituciones y una descomunal corrida bancaria capaz de ocasionar un colapso radical del sistema financiero.

“Con esa ayuda tratan de robustecerlo y como no pueden hacerlo con todo el mundo han seleccionado los 5 o 6 más grandes bancos y las 2 o 3 industrias más grandes, lo cual es arbitrario porque los 5 o 6 más grandes bancos no son necesariamente los que se han portado mejor”, indica.

Ese procedimiento se ajusta al hecho de que no existe una tecnocracia o burocracia suficientemente grande en los Estados Unidos ni en ningún país para administrar lo que se llama la ‘consolidación de la industria bancaria’, entonces se ha optado por fortalecer mediante créditos a unos cuantos grandes bancos para que luego estos compren a los más débiles.

El economista observa que aunque así se favorece arbitrariamente a algunos contra la mayor parte, si se ha escogido el camino de consolidar, "quizás no exista un mejor criterio por el momento".

“Pero hay allí una profunda injusticia desde el punto de vista social y también desde el punto de vista del mercado. Hubiera sido preferible comprar los activos tóxicos, porque al menos hubieran ‘pagado el pato’ los que se metieron en malas deudas”, opina.

Otro aspecto preocupante, para tener en cuenta, es que mientras algunos estiman que esa consolidación pueda tomar uno o dos años, también podría ocurrir que requiera mucho más tiempo.

“Si ese proceso en que los grandes se comen a los más pequeños –lo que en inglés se llama a veces vulture capitalism, capitalismo de gallinazos- se extendiera, digamos, cinco años, el mundo no puede soportarlo: se le caen los ahorros al Estado y ya no tiene como financiar nada”, advierte.

De la crisis financiera a la económica

En opinión de De Soto, la crisis de las hipotecas subprime en EEUU ha significado que un 6 o 7 por ciento de las propiedades de menor valor no ha podido ser pagada y el valor de esas viviendas ha bajado en 20 a 25%.

"Eso se hubiera resuelto con la venta de las casas de aquellos que no podían pagar y otras las hubieran comprado a un precio de bicoca, asi es como funciona el sistema capitalista, pero de ninguna manera esa pequeña crisis es la provocadora de lo que se llama el meltdown, es decir de la depresión", dice. "La crisis financiera explica entonces sólo una pequeña parte del problema", agrega.

Con respecto a la supuesta ‘muerte’ del sistema capitalista, no pasaría de ser un wishful thinking de sus adversarios. El economista explica que para que ello ocurra, en primer lugar, tendría que surgir un sustituto del sistema y eso aún no existe. “Nadie propone –entre otras cosas- una forma de planificación central o una economía dirigida, porque hay ya un sistema global imposible de ser dirigido centralmente”, explica.

“En segundo lugar, el propio Marx dijo que cuando le haya llegado la hora al capitalismo -es decir cuando surja una nueva síntesis- se reconocería anticipadamente por tratarse de un concepto maduro y claramente superior al sistema que sustituiría, y no hemos visto eso”, anota el autor de ‘El misterio del capital: ¿Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo?’ (2000).

“Lo que ocurre es que hemos olvidado que el sistema capitalista es esencialmente un sistema de propiedad privada y que cuando destruyó a su antecesor -el feudalismo y el patrimonialismo o el mercantilismo-, y ahora recientemente el comunismo en China y Rusia, la diferencia consistió en que donde había propiedad colectiva se puso la propiedad privada y de fácil transmisión”, incide.

Al olvidar cómo hacerlo completo en relación con la energía, la comida o el dinero, tampoco se recuerda que la base del capitalismo es la propiedad. No hemos sabido definirla de manera que nos ayude a proceder como un mundo en lugar de cómo un país a la vez”.

Vitaminas contra el cáncer

En cuanto a las iniciativas de estímulo -ensayadas por la Administración Bush y anunciadas otros por el presidente electo Barack Obama- las considera “correctos” pues -considerando el componente psicológico en la economía- apuntan a que la gente recupere la confianza, y pueden incluso lograr que la economía siga corriendo unos meses o un año más, o que caiga en etapas sucesivas en vez de un solo gran desplome.

“De cualquier forma, el problema sigue siendo que en el mercado hay 600 trillones de dólares en papel infectado, entonces ese estímulo es como suministrar vitaminas a un paciente de cáncer: puede conseguirse reanimarlo pero si no se le extirpan las células cancerosas volverá a caer”, comenta.

En relación a la capacidad de maniobra que tendrá la nueva Administración en los Estados Unidos para enfrentar la crisis, De Soto considera que la ventaja es que puede implementar políticas frescas. Otro aspecto positivo lo constituye el hecho de que Barack Obama tiene en su equipo a gente como Larry Summers y otros con probada experiencia en el manejo económico.

“Falta todavía conocer un diagnostico de fondo, mas como, repito, la crisis es en gran parte psicológica, un presidente que esté dispuesto a buscar nuevas soluciones tendrá una especie de ventaja inicial, pero si no le encuentra la vuelta al problema puede acabar como cualquier otro gobierno”, afirma.

Aún si la economía de la superpotencia lograra recuperarse y se incrementara la velocidad de la actividad económica, tanto a los Estados Unidos como al mundo le esperaría adelante un gigantesco proceso hiperinflacionario, “una inflación como nunca hemos visto anteriormente”, prevé.

“Aunque de momento el temor mayor lo constituye la deflación -esto es una caída de la actividad económica o del deseo de compra frente a los precios-, el volumen del dinero está subiendo por 14 veces lo que era anteriormente; en el momento en que ese dinero llegue al mercado -si es que llega- no habrá manera de que no sobrevenga una gran inflación y después habrá que ver como eso viene", pronostica.

Es decir si se logra remontar la caída todos los dólares existentes que circulan tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo va a valer cada día menos. “Pero ese no es el problema por ahora; aunque será una preocupación más allá del 2009”, concluye.

Entrevista César Hildebrant a Fernando Maestre


15 años de Era Tabu. Diferencia de como ven la sexualidad los hombres y las mujeres.Ver entrevista

Biografías falaces de la década del asco (2) - Por César Hildebrant

Un perro faldero

Pablo Kan Teriano hacía las primeras piruetas de su vida cuando tenía seis semanitas y se sentaba cuando su amaestrador le gritaba “¡seat!” a la precoz edad de tres meses.

Fue vacunado con puntualidad, entrenado con esmero y perfeccionado en el arte difícil del mordisco en el culo. Claro, siempre y cuando fuera el trasero que su amo le designara.

Hay que decir, sin embargo, que Pablo Kan siempre tuvo un concepto relativo sobre lo que eran los amos.

El primero que tuvo fue, como es sabido, don Fernando Belaunde. En esos tiempos Pablo gruñía y mordía a todo aquello que no perteneciese a Acción Popular. A veces se le pasaba el hocico, tanto así que un día Belaunde hubo de castigarlo porque había castrado a dos apristas a quienes reconoció por la pezuña.

Años más tarde, en vísperas de la fundación del Fredemo, Belaunde le regaló el can a Vargas Llosa.

Pablito fue fidelísimo. Lamía a Vargas Llosa por la mañana, le traía el periódico enrollado, le llevaba las pantuflas a la hora de la siesta y daba vueltas y vueltas detrás del propio rabo cuando Mario chasqueaba los dedos.

Pero sucedió lo que todos sabemos que sucedió y Pablito, entonces, dejó a Mario en la silla de ruedas adonde había ido a parar tras la paliza electoral y se fue a hacerle gracias al nuevo matón del barrio, un individuo nacido, con toda desfachatez, en Kumamoto y en Lima simultáneamente.

Como era un perro listo, Pablito fue adoctrinado en el nuevo orden impuesto por Chino Maldito: el Perú era un muladar, la conciencia un mingitorio, el respeto un pañuelo desechable, la dignidad un tofee usado, la hombría una llanta de micro, el destino una zanja y los valores una cojudez.

Pablito llegó a aprender a leer y apareció en la tele leyendo el guión que le preparaba un dóberman, las mentiras maquinadas por un pitbull y las mariconadas de un caniche del SIN. Pablito había elegido, por fin, el cancán de la servidumbre y la colita amable de los falderos. Después de ver sus hazañas, Vargas Llosa quiso reescribir “La ciudad y los perros” pero sus editores lo convencieron de que no valía la pena.



Ciudadano K.

M. Wolfensonso recibía todos los días un fax del gordo Bressani, que era panadero de porquerías y amasador de vueltos que no se devolvían.

-¿A quién hay que embarrar mañana? –preguntaba Wolfensonso.

-Al chancho Andrade –respondía Bressani.

-¿Decimos que es cutra o decimos que es cutra? –preguntaba Wolfensonso en un alarde de inteligencia.

-Las dos cosas. Tienes que decir las dos cosas –respondía, paciente y pedagógico, Bressani.

-Qué bien. Ya me estaba cansando de decir que el chancho Andrade es cutra –insistía Wolfensonso, fatigado de tanto pensar.

Y al día siguiente salía “El Chino” diciendo que Andrade era un cutra y que todos los que se oponían a Chino Maldito, el verdadero director del periódico, debían de ser escarmentados.

Y de ese modo todos ellos vivían felices. Chino Maldito complacido, Wolfensonso cobrando, Winter silbando en plena sinagoga, Ivcher rasgándose las vestiduras y el Hisbolá mediático de Montesinos asesinando moralmente a todos los que no pasaran por el aro.



La Q.Q.Lisa

Siglos atrás la Q.Q.Lisa había sido Malinche: servil hasta no tener espina dorsal, trepadora como una buganvilia, aceitosa como charco de factoría.

La Malinche traicionó a los suyos para servir al cruel conquistador.

La Q.Q.Lisa traicionó a la casta de los aguaitía para favorecer la instalación de un protectorado con sede en el archipiélago que Truman quiso cambiar con métodos brutales.

Siglos después de malinchear, la Q.Q.Lisa, que más que una sola persona es un concepto, fue la Perricholi en el Perú de acequias olientes que tanto le gustaba a Ricardo Palma.

Pero como se trata de una entidad cosmopolita, la Q.Q.Lisa fue también la mucama de Mata Hari, a quien traicionó por 6,000 francos, y la cocinera de Anais Nin, cuyo diario plagado de admisiones de confesionario vendió a una editorial inglesa.

Decir Q.Q.Lisa, en suma, es nombrar a una servilleta maligna.

En el Perú contemporáneo este ectoplasma servil e inmortal fue, por supuesto, sicaria tingalesa de Chino Maldito, el único de sus amos a quien jamás traicionará porque –oh telenovela- se trata, en realidad, de su padre, cosa que Keiko descubrió revisando maletas viejas y papeles del koseki de Kumamoto.

Q.Q.Lisa tendría que haber sido la tercera abogada de un bufete sombrío del jirón Azángaro. Pero por eso de la movilidad social fue la Primera Dama en funciones de la mafia. Su horizonte mental termina en Mala, que en su caso no es un topónimo sino un homenaje.

Q.Q.Lisa se prepara para ser la candidata del aprofujimorismo en el 2011, el nuevo año de la bestia.



Padre nuestro

El cura Romaña siempre fue muy consecuente.

Cuando le pagaba Banchero era un gran defensor de la industria pesquera.

Cuando le pagó Marsano se convirtió en el ideólogo aurífero del diario “El (nuevo) Sol”.

Al que nunca dejó, aunque ya no le pagase porque estaba muerto, fue a Francisco Franco.

Cara al sol se levantaba el cura Romaña con su bracito extendido. Y cantaba, cerrando los ojitos, pensando en los rojos sacados a paseo, bien hecho, y en los torturados rojos, bien hecho, y en García Lorca, bien hecho.

Era tan fascista Romaña que de chiquito mataba hormigas acusándolas de colectivistas. Y era tan borbónico que un día metió la cara en un panal para tener el honor de hablar con la abeja reina.

Cuando la edad empezó a fallarle recurrió al Viagra.

Alguien se hizo ilusiones al respecto, pero fue en vano.

El Viagra era para su brazo, para poder extenderlo mientras cantaba Cara al Sol.

Culto hasta el latín, que es la lengua muerta que mejor domina, tenebroso hasta la Inquisición, lavador de ricos a precios de ganga, Romaña, como no podía ser de otra manera, también fue fujimorista a rabiar.

Excomulgaba de mentira a los que se oponían a Chino Maldito –con lo que casi declara hereje al país entero- y decía que aquel era el mejor gobierno y que la oposición era un tumulto amenazante. Eso fue hasta que “El (nuevo) Sol” le pudo pagar.

Cuando “El (nuevo) Sol” se ocultó por la muerte de su propietario, Romaña postuló a director del colegio Francisco Franco-Peruano. Fue rechazado por intolerante.

jueves, 5 de marzo de 2009

Frases canallas (24-2-09) - por César Hildebrant

- En el negocio de la prostitución los mercados siempre están abiertos.
- Si el Apra fuese un árbol, García se habría ido por las ramas.
- “Autoría mediata, no condena mediática, ¡estúpido! ¡Eso es lo que había que desmontar!” (Fujimori)
- “García es un hombre honesto”. (Bettino Craxi)
- Las inyecciones de capital para la banca quebrada se las ponen a los contribuyentes en el culo.
- “¿El general Motors ha perdido una guerra?” (Angie Jibaja)
- Las mejores actrices del reparto están en el jirón Renovación.
- “Habría que echarle el guante a esa Kina Malpartida” (Sacerdotisa de Safo)
- Jaime Bayly es una muestra de nuestra biodiversidad.
- Yehude Simon es ecólogo porque repite todo lo que dice García.
- El socialismo terminó siendo capitalismo salvaje con impuestos más altos.
- Si la izquierda peruana sigue así llegará a ser una enana roja.
- Los cuartos de los pobres están siempre menguantes.
- García es la tía Julia y el tal Varguitas es su escribidor.
- En Colombia la sede del poder sigue siendo la Cosa Blanca.
- “¿Fuego cruzado es cuando hay cortocircuito?” (Susy Díaz).
- Moisés Wolfenson fue secretario general del Sindicato de Vendedores de Diarios.
- El alanismo corrupto es el software pirata del Apra.
- En el Perú la indignación suele derivar en epidemia de cólera.
- Chichi Valenzuela terminó tirándose por la ventana.
- Los únicos que no están en peligro son los bancos de sangre.
- “Gorriti no fue secuestrado. Fue detenido ilegalmente”. (La bestia del Megajucio).
- Valle Riestra tiene “La Razón” de su lado.
- Lo que necesitamos no es una izquierda madura. Es una izquierda verde.
- “Eso de la Vía Láctea es un plagio”. (La vaca Clarabella)
- En “El Comercio” algunos titulares los hacen los suplentes.
- “Esta crisis mundial de las bolsas, ¿terminará afectándome?” (El escroto)
- La prueba más contundente de la culpabilidad de Fujimori es Valle Riestra.
- “N’Obamás”. (El Sistema)
- Las píldoras contra la impotencia se las deberían recetar al Perú.
- Martha Hildebrandt acaba de decir que el nuestro “es un país-hembra”. ¿Y qué eran las geishas de Fujimori?
- A Meche Cabanillas la llamaron “la Thatcher” porque también está al servicio de una monarquía.
- “¿Por qué les gusta tanto la apuesta del sol? ¿Eso no es ludopatía?” (V. Rivasplata)
- Shhhh. Allí pasa la silenciosa reforma educativa.
- El jefe del INPE también es falso.
- Lo único que puede salvar a la PNP es el trabajo de la baja policía.
- La vejez viene cuando estalla la bomba de tiempo.
- La doctrina militar es siempre uniforme.
- El embarazo es la felicidad por encargo.
- Hay suicidas que parecen sicarios de sí mismos.
- Woody Allen se fue a la china.
- La teoría de la evolución no dice que el hombre desciende del mono. Dice que son parientes muy próximos.
- En el velorio del Apra los mejores cuentos los cuenta Alan García.
- No es que el sol se deprecie. Es que está harto de mentir.
- “El Apra sigue siendo un “Crisol” de ideales” (Garrido Lecca)
- “En la azotea del tercer piso, específicamente en la habitación de Henry Spencer, encontraron el útero de Marita” (Parte policial)
- “¡Carajo! ¡He dicho que inviertan, que gasten, que se rían de la burocracia y los controles! ¡Yo me hago cargo de las responsabilidades!” (Sánchez Cerro)

El García que conocí - por César Hildebrant

Yo conocí al doctor García cuando vivía en una casa alquilada en Miraflores y hacía pesas y pensaba muy distinto.

Deslumbraba el doctor García. Era el mejor orador que uno podía imaginar porque a la elegancia de la forma unía el atractivo de las ideas revoltosas que lo alentaban.

García estaba seguro de que el mundo podía ser mejor sin necesidad de pesadillas jacobinas ni extremismos venidos del odio estalinista. Pero estaba convencido de que el mundo, tal como era, era no sólo injusto sino que estúpido de puro inconsciente.

Y como la idea de la justicia es bella, García sonaba a sinfonía del nuevo mundo –con Dvorák y todo-; y como tener un sueño generoso enciende, García parecía un lanzallamas dirigido en contra de las momias de su partido.

Hablábamos bastante en esa época. No sólo porque teníamos casi la misma edad –siendo este columnista unos meses mayor- sino porque compartíamos la idea de que el mundo debía de cambiar para hacerse más vivible. Y porque Héctor Delgado Parker, el entrañable Héctor, era el amigo común que a veces nos juntaba.

¿Y en qué debía de cambiar ese mundo? Pues, fundamentalmente, en la naturaleza de su comercio, en las condiciones del endeudamiento, en los contratos de transferencia de la tecnología, en el régimen de las patentes, en el carácter oligárquico del Consejo de Seguridad de la ONU, en las condiciones imperiales con las que solía venir la inversión extranjera.

Era una agenda bastante precisa, como se ve. No se trataba de soñar vaguedades sino de demandar justicia internacional. Y eso suponía despojarse del estoicismo que había emasculado a su partido y había hecho de muchos de sus viejos dirigentes parlamentarios crónicos y charlatanes sin gracia.

Ahora, cuando escucho al doctor García mentir como un vendedor, decir naderías con aire doctoral, proferir su derrota doctrinaria como si fuera un triunfo de la madurez, me pregunto: ¿Dónde estará el García que entusiasmó a parte de mi generación? La verdad es que no puedo dar una respuesta.

Lo único que sé es que esa persona que inaugura como Odría, piensa como el mariscal Benavides y tiene la agenda de Pepe Graña, esa persona, digo, no se parece en nada al doctor García que tenía una casa en Miraflores y que quería cambiar al mundo sin grandes aspavientos y apelando a la razón del bien común.

Álvaro Uribe estudió para mayordomo y ahora es jefe de la mayordomía que sirve a Washington -y terminará como Anthony Hopkins en “Lo que queda del día”-. Pero Uribe se preparó toda la vida para ese papel, de modo que nadie puede decirle que es incoherente.

No es el caso del doctor García, que se educó para reformista, viajó a Europa para hablar en francés con los Mitterrand y los Jospin y debió, en todo caso, permanecer en el centro del espectro político y no mudarse a la cueva de Altamira donde Vega Llona cultiva sus cactus.

El caso del doctor García es espectacular. Tiene que ver mucho más con la metamorfosis que con la evolución. Digamos que pasó de halcón juvenil, a paloma madura y, más tarde, a gorrión sexagenario. No es Darwin quien puede explicar al doctor García: es Kafka. No es el tiempo: es el relojero loco de Alicia en el país de las maravillas.

Su prochilenismo, en los hechos virtualmente semejante al de Mariano Ignacio Prado, ¿cómo se explica? Aunque Chile acogió a la inteligencia aprista durante muchos años, ni Sánchez ni Seoane –fundadores, en los años 30, de la editorial “Ercilla” en Santiago- hubieran hecho lo que ha hecho el doctor García en su devoción por la patria de Portales.

Su conformismo respecto de la grosera anarquía capitalista que hoy prevalece, ¿de qué mutación procede? Porque Haya, es cierto, llegó a ser amigo de los Estados Unidos –como lo somos todos si hablamos de su pueblo-, pero jamás habría hecho lo que el doctor García hace para ser considerado un pupilo disciplinado del patio trasero en versión Monroe.

Haya tampoco se habría acercado a la fascista y ensangrentada Unión Revolucionaria. García, en cambio, está trabajando con todo su talento para juntar al Apra con Fujimori, que es el importado Luis A. Flores de esta época.

Llegar a los sesenta años pensando que lo único que cabe hacer es blindar inversiones chilenas y solicitar capitales de todo el mundo para seguir extrayendo, básicamente, minerales de los cerros es un modo fatigado de entender la frase aquella de “sentar cabeza”. Eso no es sentar cabeza. Es perderla.

En lo que a mí respecta, agradezco haber mantenido mis descontentos con el mundo, que me sigue pareciendo insoportablemente injusto.

Y, en nombre de esa vieja amistad, quiero creer que algunas ráfagas de malhumor del doctor García, algunas muecas de amargura, algunas intemperancias, proceden del hecho de que, en el fondo, el actual presidente de la República no está del todo feliz con el papel que está cumpliendo. Porque tanto soñar para terminar haciendo lo que cualquier Pérez Jiménez hubiese hecho, debe de ser una pesadilla en tiempo real.

¡El imperialismo peruano! - por Aldo Mariátegui

LIMA | Hace, felizmente, muchas lunas era común ir a Ecuador y escuchar advertencias alucinante contra "el imperialismo peruano" o que a uno le recordasen a cada rato sobre "la herida abierta".

Asimismo, se veían los carteles de "Ecuador, país amazónico", con un alucinante mapa del vecino país que abarcaba medio Loreto, Cajamarca y Amazonas. Cierto que la aplastante mayoría de ecuatorianos eran muy buena gente y pasaban del tema, pero nunca faltaban los otros.

¡Y pobre de ti si te paraba un uniformado! El veneno se encontraba en los textos escolares, amén de que existieron políticos como José María Velasco Ibarra (un gran demagogo que fue cinco veces presidente, siempre derrocado por su errático carácter.

Declaró nulo el Protocolo de Río en 1960) y el recientemente fallecido León Febres Cordero que hicieron del antiperuanismo su mayor bandera política (a pesar de que Febres adoraba los caballos de paso peruano y su familia jamás faltaba a las corridas en Acho).

Todo esto mientras nosotros no teníamos nada contra ellos. Como me explicó un amigo historiador, esa suele ser la actitud del vencido y por eso nosotros actuábamos con los chilenos como los ecuatorianos lo hacían entonces con los peruanos.

Y siempre en cada enero, mes aniversario de la firma del Protocolo de Río de Janeiro, se daban incidentes fronterizos, con muertos y heridos.

Recuerdo que acababa de salir del colegio en 1981 cuando casi tuvimos una guerra por el "Falso Paquisha", cuando las escaramuzas usuales escalaron peligrosamente por varios días, llegando a un desalojo de las infiltradas posiciones ecuatorianas con muchos muertos.

Todos creímos entonces que una guerra total era inminente tras un muy agresivo discurso que la tv pasó aquí en directo del presidente ecuatoriano Jaime Roldós en el estadio Atahualpa, donde nos calificó de "Caín de América".

Roldós, un jovencito nerviosito, andaba muy impopular en esos momentos y se le veía muy incómodo ante las recurrentes silbatinas que se escucharon durante su alocución.

Su extraña muerte en un accidente aéreo al día siguiente del discurso (24 de mayo, justo cuando Ecuador jugaba con Chile en Guayaquil por las eliminatorias de España 82), así como uno similar que mató el 5 de junio siguiente al duro general peruano Hoyos Rubio (un velasquista que no había sido pasado al retiro por el siempre timorato Belaunde) detuvieron el conflicto. Siempre se rumoreó que la CIA estuvo tras estas muertes para desactivar la conflagración, mientras que muchos ecuatorianos atribuyeron el fin de Roldós al servicio de inteligencia naval peruano.

Suenan a leyendas. Siguió la jarana igual y años después tuvimos la miniguerra de Tiwinza y gracias a Dios se logró llegar a un tratado definitivo de paz, que fue de las mejores cosas que hizo Fujimori (es muy infantil esa corriente de satanizarlo al máximo y no reconocerle nada positivo).

¡Santo remedio! Felizmente allá hoy en día suena arcaico, hasta idiota ponerse antiperuano. Algo de lo que sucedía antes en Ecuador pasa con nosotros ahora, con esa obsesión morbosa que tenemos contra los chilenos.

Uno escucha a los humalistas, toledistas y rojos criticar al reciente acuerdo con Chile y suenan tan penosamente primitivos, tan tercermundistas, tan cagones. Tan tontos como esos que hablaban del "imperialismo peruano".

Foxley es un impertinente, pero tiene razón en decir que éstos viven en el siglo XIX.

¿Cuándo nos desahuevaremos y dejaremos de vivir echándole la culpa de cualquier problema a la Conquista y a la Guerra del Pacífico?

Biografías falaces de la década del asco (1)* - por César Hildebrant

La fiscal ad-hoc

Blanca Nélida Colón fue construida por Panasonic para servir al emperador Chino Maldito.

Si uno se fijara bien encontraría en la espalda de la dama un domo que ella disimula con garbo pero sin mucho éxito.

Allí están implantadas las pilas Duracell que, cada noche, cambia su falsa hermana con paciencia y amor.

-Doctora, está usted con las pilas bien puestas –le dijo una vez, y para su fatalidad, una secretaria-.

La pobre fue a parar a Santa Mónica, acusada de acosar sexualmente al bocasucia de Monseñor Cipriani.

Es curioso que nadie hasta ahora haya señalado el carácter no humano de la señora Colón, aunque las pistas que ella dejaba eran más que suficientes para sospechar.

¿Puede una máquina tener sentido del ridículo? Pues doña Blanca carece de ese software.

¿Puede un artilugio bípedo sentir compasión por el ofendido? Allí está el detalle.

¿Puede una estructura de metal y polímeros experimentar el goce del deber cumplido? Pues allí va otra respuesta.

¿Puede un refrigerador con peluca sentir la necesidad de decir “¡no!”? Allí lo tienen.

¿Y cómo es posible que no nos diéramos cuenta de esa cadencia de gozne al andar, de esa voz de aluminio y de esos ojos programados que querían fulminar cuando alguien cuestionaba a Montesinos?

Como cualquier replicante, doña Blanca tiene insertada una falsa memoria que, en su caso, la sitúa en las serranías del Perú durante su infancia hecha a punta de píxeles.

Nada más falso, por supuesto. En su infancia –si así puede llamarse el primer periodo de su fabricación- sólo hay planos, chips, láseres y algo de nanotecnología precursora. Y, claro, el software del loco Lusa, el firewall de Wolfensonso y el antivirus robado que salvó a la niñita Keiko cuando padeció su primer ataque de cleptomanía convulsiva.

Lo que pocos sabían es que esta máquina de asentir llamada Blanca (por fuera) es también un arma.

En efecto, tiene filos de guillotina detrás de los párpados, veneno de cascabel debajo de las uñas, un dardo de curare en el ombligo, dos granadas que le agrandan el sujetador, una fuente de sumisión que no requiere de recarga y un mecanismo de autodestrucción que se activaba al grito de “¡Fujimori ha caído!” pero que no pudo activarse porque el grito final de la década del asco fue “¡Fujimori se ha fugado!” Eso explica que la tengamos todavía entre nosotros.


Un señor de la tele

Pepe Cruz y Yá II nació en la isla Túmeobligas, al oeste de las islas Fuji y a unos 200 kilómetros del archipiélago de las Waype, muy cerca, para ser precisos hasta el aburrimiento, de las Micronecias, de donde eran oriundas sus hermanas.

Muy pronto destacó en el viril deporte del hula-hula, convirtiéndose en el campeón nacional de su isla en la modalidad Descaderada.

Poco tiempo después, las fuerzas anfibias japonesas, al mando del almirante Llama-Moto, invadieron su país y lo nombraron director general de Televisión.

En realidad, quien hacía el trabajo (sucio) era Nicolás Lú, su cuñado, que había estudiado para felpudo en la universidad de Ulan Bator, para traidor en la Escuela de las Américas, y para indecente ph.D gracias a una maestría en el Troca.

Pero Cruz y Yá II era el que figuraba y el que repartía el trabajo, que consistía en entretener al pueblo mientras los japoneses saqueaban la isla y se llevaban envasadas hasta las algas.

El único canal de la isla era el 4, o sea el de Cruz y Yá y Lú, y las tropas de ocupación lo sintonizaban de vez en cuando para cerciorarse de que Lú seguía siendo el bicho delator y la alimaña difamatoria que había jurado ser.

No se equivocaban. Habían elegido bien. Lú seguía haciendo lo suyo, secundado por un tal Arbusto Pérez Lunar. Y Cruz y Yá demostraba que por algo había ganado el Concurso inter Islas de Encostalados Durante Una Semana, el trofeo de Mister Ninguno, el máximo premio en la Olimpiada de los Reflejos de Pavlov, el primer puesto en el raylle de Chicheñó a Cuántohay y el galardón mayor en el IX Campeonato Mundial de Simoniz contra el Reloj.

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(*) Estos textos, como los que esta columna difundió hace unas semanas, no han sido publicados antes. O son enteramente nuevos –y pertenecen a un proyecto editorial en progreso- o han sido reescritos recientemente dejando apenas vestigios del original. La aclaración vale la pena en vista de que algunos lectores me han escrito preguntándome si estas historias esperpénticas se publicaron antes en “Liberación”. Me sentiría muy mal si saqueara mi propio archivo e hiciera pasar textos viejos por nuevos. Lo que sí creo es que es hora de recordar, desde el humor negro, la década en la que todo parecía inmundo y pestífero. Sobre todo en estos días, cuando la señora Keiko aparece en la TV amiguita haciendo gala de un cinismo heredado y de una sinvergüencería perfeccionada en Boston.